UN D A TRAS OTRO Por Jos Andr s N jera Un d a tras otro contando so ando un d a tras otro extra ando y sollozando un d a tras otro conectando editando un d a tras otro intentando mantenerse calm Lejano se encuentra el d a cuando por ltima vez nos vimos un mensaje una notificaci n preocupaci n y despedidas ilusas Aunque lejos tu y yo estemos aunque riesgo de muerte enfrentemos cada vez m s fuertes nos volvemos valientes y esforzados seremos Un abrazo y un beso dedicado un abrazo y un suspiro resonando un abrazo y una c mara encendiendo un abrazo y esperanza renaciendo
DELIRIOS DE LIBERTAD Por Rodolfo De Jes s Urizar Tic tac Tic tac Tic tac Tic tac Hoy te vi estabas tan linda irradiabas ternura hoy te vi coraz n y mis latidos se aceleraron se agudizaron mis sentidos y el mundo empez a ir a un ritmo distinto Tictac Tictac Tictac Tictac Est s m s flaca Tu sonrisa no ha cambiado no estoy seguro me vi en tus ojos caf o verdes Hoy fue hoy Te vi De verdad lo hice Tic tac Tic tac Tic tac Tic tac Estoy enloquecido 13 soles 13 lunas de que me sirve so arte si s que no est s no me alcanzan tus recuerdos pero te amo a n m s 170
LA RESPUESTA Por Andr s Ard n D vila La luna llena ilumin de blanco cada rinc n del cielo lo hizo con fuerza y sin guardar rencor a los muchos que no tuvieron tiempo para admirarla siquiera por un instante aquella noche Rosario tra a a su mente los antiguos reclamos de su madre con cada trabajoso paso que daba mientras cruzaba la calle caminas demasiado r pido Ese no era el caso de aquel momento pues el pastel que sujetaba con firmeza y las muchas bolsas que con dificultad sosten a sobre los antebrazos no le permit an avanzar suficientemente r pido Al menos no lo suficiente para librarse de la ira del veh culo que transit la calle a toda velocidad inmediatamente despu s de ella Vieja bruta Acaso no ve le grit una mujer malhumorada desde el carro que fugazmente desapareci al mismo tiempo que Rosario alcanzaba a pisar la acera Esto no era usual para Rosario quien siempre andaba a paso ligero siempre como con prisa seg n protestaban su madre su t a y Mauricio quien fue alguna vez su esposo Con los a os hab a aprendido que moverse con presteza en las calles era preciso y no opci n como algunos cre an as que opinaba firmemente que si acaso alguien podr a decirle algo ser a Dios mismo Apenas un minuto de retraso pod a significar perder el autob s y retrasarse hasta media hora Adem s era una lucha inservible responder con indignaci n a las groser as ruinmente disfrazadas de cumplidos que le lanzaban hombres viles y grotescos en las esquinas los parques las paradas de bus por lo que pasar lo m s r pido posible tratando de ignorar lo que dijeran era el nico remedio Moverse r pido no era su forma sino m s bien la nica No ser a su forma aquella noche sin embargo y deb a aceptarlo A Rosario le pesaban las bolsas pl sticas cargadas de v veres pero m s le pesaba la incertidumbre Las bolsas le colgaban de los brazos y dejar an en su piel delgadas y numerosas marcas que desaparecer an la incertidumbre le colgaba desde el alma y amenazaba con hundirla en el miedo Por cada pregunta a la que trataba buscarle respuesta le surg an otras m s No sab a si tendr a que ir a trabajar el d a siguiente y de ser as se preguntaba c mo llegar a a su trabajo Horas atr s se hab a anunciado la suspensi n indefinida del servicio de transporte p blico por instrucciones presidenciales adem s del cese de actividades laborales a excepci n de supermercados farmacias y aquellas empresas que solicitaran permiso Estaba segura de que la importadora donde trabajaba como secretaria solicitar a seguir en operaciones mas no ten a la
misma certeza de mantener su empleo por mucho tiempo si dicha solicitud fuese negada Y entre tantas dudas tambi n le angustiaba que el pastel que presionaba contra su pecho se mantuviera a salvo hasta llegar a casa Le faltaban todav a cinco minutos de camino que se sentir an m s bien como diez toda culpa de su equipaje que no era de aventura sino de subsistencia Rosario no acostumbraba a comprar provisiones para un mes entero en el supermercado mucho menos para dos o tres sino que compraba dos veces por semana Iba los d as de rebajas que eran lunes y mi rcoles o martes y jueves dependiendo del mes de manera que se abastec a de leche cuando le era oportuno y en su casa se com a del jam n que conviniera fuera este de cerdo de pavo o de lo que la encargada de embutidos en la tienda afirmara que fuera Incluso si quisiera comprar lo necesario para un mes completo no pod a hacerlo ya que llevarlo del supermercado a casa ser a como lo comprobaba por primera vez esa noche tan dif cil como plantarse sin angustia ante la pandemia que gobernada al mundo Consider que sus compras a excepci n del pastel hab an sido in tiles si en cualquier caso los supermercados seguir an abiertos pero no pod a ignorar los rumores de que absolutamente todo negocio cerrar a sus puertas para evitar la propagaci n del temido virus que hab a aterrizado en el pa s hac a tres d as No pudo dar marcha atr s porque el mensaje presidencial fue transmitido justo cuando la caja en la que hab a hecho una interminable fila finalmente se liberaba para atenderla Por un momento el murmullo y el caos se detuvo y todos los ojos se dirigieron a una pantalla situada frente a la fila n mero 5 Las disposiciones se escucharon con atenci n y cuando el mensaje termin todos volvieron a lo suyo Se sinti como cuando al encontrarse bajo la fronterade un cielo azul y de nubes grises la lluvia se corta por un breve instante nicamente para retornar con m s fuerza una vez el viento indica a las nubes que sigan avanzando Hab a llegado a la tienda cuando todav a era de d a con la esperanza de que lo hac a a tiempo y le tomar a muy poco comprar lo necesario para el mes y para el cumplea os Se sorprendi al notar desde lejos que el sitio estaba atestado y previ que no habr a carritos disponibles dentro as que inteligente y amablemente se lo pidi a una pareja en el parqueo que ya se marchaba Ingres y record las pocas festivas en las que la gente atoraba las tiendas como si no existiera el ma ana La nica diferencia que pod a marcar era que en esas pocas la gente iba tras el vino mientras que ese d a lo hac an tras el desinfectante y el papel higi nico Us el carrito como escudo para aventurarse entre el mar de desesperados y consigui lo que tuvo que conseguir falt ndole solo una ltima cosa Se dirigi hacia la secci n de postres y pasteles y por fin pudo escoger lo que buscaba y no lo que sobrara Escogi un pastel de cereza que era una media esfera impecablemente formada y ten a un degradado del centro hacia la orilla comenzando por rojo y terminando en rosa p lido Se dirigi al estante 22
de velas de cumplea os y escogi las m s modestas un paquete de velas sin sabor y de un mismo color gris que seguramente alg n d a fue blanco Se dio cuenta de que no eran compatibles con el colorido y adorable pastel que hab a escogido as que regres y decidi cambiarlas Se fij en aquellas que tienen forma de n mero que eran el doble de atractivas y el doble de costosas pero su hijo a quien consideraba el nico valioso resultado de su matrimonio se lo merec a De su padre aquel ni o s lo ten a el nombre Mauricio era un ni o respetuoso como pocos m s bien reservado y derramaba generosidad hacia los otros sin tomar en cuenta cu ntas patas usaran para caminar En sus tres a os de escuela su madre hab a recibido una sola queja de l un d a de lluvia compr un pan de pollo en la tiendita de la escuela lo reban en dos atraves el campo de f tbol corriendo Empapado lleg a un viejo y alto roble que marcaba los l mites del establecimiento en donde descansaba una bola de pelo color nieve que se levantaba precipitadamente ante la s bita llegada de Mauricio Se agach y regal la mitad del pan a Conejo el gato blanco sin bola que le pertenec a a las calles y merodeaba con regulidad los jardines de la escula Rosario acomod el n mero hecho de cera y mecha junto con el pastel se dirigi a la caja y se culp a s misma al darse cuenta de que la noche hab a llegado Emprendi viaje de vuelta a casa y lament no haber pedido doble bolsa para la leche que atentaba con desgarrar el pl stico cuando menos se lo esperara Cruz la calle suspir al escuchar el insulto y sigui caminando hasta llegar a su colonia Estaba a mitad de camino que representaba suficiente tiempo caminando para que ya el cansancio y el peso de la crisis comenzaran a apoderarse de ella Se detuvo haciendo una maniobra de equilibrio se inclin hasta llegar al suelo donde situ el pastel con el cuidado de una madre colocando a su beb en la cuna y se desprendi de las bolsas cual guantes que cubren toda la extensi n del brazo Respir profundamente y se percat de una serenata de nocturnos insectos cantores que le hab an acompa ado durante todo el camino Imagin qu se sentir a ser uno de ellos vivir en el c sped y del c sped Despu s de unos momentos lleg a la conclusi n de que preferir a ser cigarra a ser grillo o saltamontes puesto que estas vuelan m s alto y al ser sus camuflajes b sicamente id nticos a los de la corteza y de las ramas les basta con enmudecer para volverse invisibles Desde ni a le hab an fascinado los insectos de alguna manera disfrutaba el murmullo de los peque os int rpretes de las sombras que a muchos resultaba molesto Record la noche que Mauricio le pidi con espanto que le acompa ara a su habitaci n por motivo del primo menos agraciado de los bichos de noche Qu pas le pregunt con preocupaci n Rosario Apareci este insecto debajo de mi cama Es bueno o es malo dijo mientras sosten a uno de sus zapatos de la escuela listo para atacar seg n lo que respondiera su madre Es un ronr n No es ni bueno ni malo s lo es S lo es qu pregunt de
nuevo su hijo confundido porque un ronr n seg n le hab a nombrado su madre le parec a tener toda la apariencia de un invasor maligno Solo es Dijo por ltima vez Rosario mientras con habilidad lo encerr entre ambas manos en el aire para luego escoltarlo al jard n Rosario se sinti recuperada se agach para introducir sus brazos por los sujetadores de las bolsas que hab an quedado apiladas en fila y se levant con pastel en manos No era la noche oportuna para convertirse en cigarra as que se conform con cantar como ellas Sigui caminando al tiempo que murmuraba con poco aliento aunque no por eso con menos sentimiento la voz no s qu de mi vida ser sin el lucero azul de tu ser no s qu de mi vida ser o si vuelva a verte despu s No supo si realmente sent a tristeza o si solo le pesaban las horas No pudo discriminar si de tristeza angustia o coraje se trataba lo que sent a No pod a sentir enojo no ten a sentido alguno estar enojada con un virus y aun as no pod a evitar estarlo O tal vez sent a un poco de todo eso si no pod a reconocer qu sent a a lo mejor se trataba de una mezcla jam s experimentada Era una mujer que sab a controlar sus emociones pero hasta quien sepa disfrutar de un buen g isqui lo amargo y de miel reci n recolectada lo dulce encontrar a complicado disfrutar de ambos juntos Entretanto lleg a su casa y sinti algo distinto que s pudo reconocer de inmediato miedo No pod a corroborar con su m vil la hora pero sab a que ya era tarde y tem a que Mauricio estuviera molesto con ella o peor a n decepcionado Se par frente a la puerta que daba paso a un peque o rect ngulo cercado lleno de c sped rosales y hierbabuena al que llamaba jard n y separaba la casa de la calle se dio media vuelta y empuj con su espalda hasta abrirla Era una puerta de metal rechinante que llevaba puesto un candado inservible cuyo nico prop sito era servir como enga o El rechinido de la puerta alert a los de adentro as que al tiempo que Rosario daba la vuelta vio la luz de la sala prenderse La cortina de la ventana fue corrida por una peque a mano y resalt del borde inferior la mitad de una peque a cabeza con abundantes rizos cuya mirada buscaba identificar a su madre o a un intruso seg n fuera el caso Mauricio abri la puerta r pidamente y su madre entr finalmente del caos a su hogar Rosario coloc el pastel sobre la mesa y sinti alivio al librarse de las bolsas de una vez por todas alivio que le dur solamente el instante que le tom darse cuenta de que su hijo no le hab a saludado como sol a hacerlo Cuando estaba por voltearse para ofrecer una disculpa oy la carrera de los cuatro pasos que le tom a Mauricio llegar de la puerta hacia ella y sinti un par de brazos peque os enrollarse alrededor de sus piernas Se puso de cuclillas y le sostuvo firmemente entre sus brazos como lo hacen los que est n en deuda Se separ de l sujet sus manos fuertemente y le dijo feliz cumplea os cachet n Era la tercera vez que se lo dec a en el d a y sin embargo la primera que sent a genuinamente real Lo hab a hecho en la madrugada cuando no quiso despertarlo antes de partir al trabajo y le hab a llamado en la 24
ma ana pero ahora se lo dec a de frente a los ojos Rosario intent excusarse pero Mauricio no se lo permiti La abuela me lo ha explicado todo le dijo sonriendo mientras encog a el cuello Rosario le abraz de nuevo y le dijo que le ten a una sorpresa Mauricio no tuvo remedio m s que llamar a su abuela corriendo y cuando volvi junto a ella observ en la mesa la media esfera de cereza que ten a por sombrero un n mero siete que a su vez ten a por sombrero una peque a e inmaculada llama Mauricio corri hacia el pastel y tom asiento cerca de l demasiado cerca para el gusto de su madre que le pidi que se apartara un poco Sus ojos que eran m s bien un par de esferas brillantes que reflejaban las tonalidades naranjas y amarillas de la llama brillaban observaron con gratitud aquel pastel que era suyo y de nadie mas Una vez la petici n lanzada al aire sopl con fuerza y entre los tenues aplausos que su madre y su abuela pudieran causar le dirigi una mirada a su madre con la que le dijo gracias Mauricio se comi dos pedazos y le cont a su madre sobre su d a y los sucesos de l con la emoci n de quien no estaba enterado de lo que suced a afuera En la escuela lo hab an sorprendido al detener la clase de matem ticas para felicitarlo y los frijoles del proyecto de ciencia hab an germinado cosa que Mauricio al haber sucedido el d a de su cumplea os no consideraba pod a ser coincidencia Rosario escuchaba con atenci n a su hijo y al mismo tiempo que en su rostro se dibujaba una sonrisa al recordar otro hecho extraordinario de cumplea os se dibujaba una m s grande en el de ella Rosario no ten a respuestas sobre el porvenir no sab a cu ndo las tendr a y menos confianza ten a de que al tenerlas ser an las que ella esperaba pero al ver el amable ser en el que se convert a su hijo al crecer en aquella vieja casa que le hab a visto crecer a ella tambi n supo que no le era necesario tener respuesta a todo si no es que a nada Lo contemplo fijamente al punto de no poder escuchar m s qu dec a y supo que tenerlo en su vida era lo nico que necesitaba para resistir a los d as y los retos que ellos tra an que si acaso en alg n lugar estaba la respuesta estaba en casa Ah s Y adem s la luna sali llena concluy Mauricio su lista de las maneras en las que el mundo celebraba su cumplea os Rosario se rio pensando que su hijo comenzaba a crear inventos as que se dirigi a la ventana y abri la cortina Fue testigo entonces no solo de que su hijo no ment a sino de la luna llena m s deslumbrante que jam s hubiera visto La luna segu a colgando del cielo alumbrando intensamente las nubes las calles y el c sped como lo hab a hecho durante toda la noche mas ahora era amarilla casi naranja y no blanca Rosario la vio con admiraci n y de alguna manera sent a que la luna tambi n la ve a a ella 26
Relatos de Cuarentena Comunidad UVG Editorial Universitaria Universidad del Valle de Guatemala Julio 2020 Guatemala C A Derechos reservados Textos originales de los autores conservan la autor a de sus relatos Compilaci n gesti n y edici n Vanessa Granados Dise o Andrea Gonz lez ISBN 978 9929 8144 2 4